
Nuestro compañero Ispania nos ha hecho la crónica de esta preciosa carrera que ha supuesto el debut en montaña de varias lechuguitas:
DEBUT EN UNA CARRERA DE MONTAÑA
El dos de junio lo teníamos marcado en nuestro calendario un grupo de atletas Primeguis; no era para menos, íbamos a participar en una atractiva carrera de montaña por la Serranía de Ronda, que para algunos de nosotros supondría nuestro debut en esta modalidad.
Existían, en realidad dos carreras: la CXM ALPANDEIRE propiamente dicha (de 25 km, con desnivel positivo de 1400m y especialmente dirigida a los avezados en estas lides) y la 1/2 CXM ALPANDEIRE (con desnivel positivo de 700 m, muy apropiada para quienes tienen su primer contacto con la competición de montaña – en teoría, 13 km, aunque resultaron ser más bien 14,5). El equipo lo representaban esta vez los valientes Jesús, Jose, Óskar, Mami y Elio; y los cautos Fernando, Arturo y Paco, respectivamente. Alguno pensó que, por apenas 2 euros más, corría la versión larga, decisión de la que es posible que en algún momento de la competición se haya acordado.
CRÓNICA
Esa mañana suena el despertador a una hora intempestiva: algo antes de las 5 de la mañana. Primer desayuno, comprobación de que llevo todo lo que puedo necesitar para la carrera y salida al encuentro de Óskar y Jose, aún de noche. Salimos en coche hacia Alpandeire y, por el camino, recogemos a Jesús, que había tenido una jornada previa festiva.
La expedición Primeguis llega en dos coches: el grupo de la capital malagueña, en el que me encuentro, y el de la zona oeste. Nosotros llegamos un poco antes y vamos directamente al bar a desayunar. Este es uno de los mejores momentos de las carreras, con el buen rollo habitual imperante. A Jesús le dieron un dorsal de jamón serrano y Óskar se hizo con una tarrina “diminuta” de mantequilla Zas, por lo que parece claro que ha dejado de zamparse bocatas de zurrapa antes de correr. Recogemos los dorsales, nos hacemos unas fotos con la estatua de Fray Leopoldo y nos encontramos con el resto de compañeros.
La organización nos da una charla técnica que me hace pensar que he hecho bien eligiendo la carrera “corta”, especialmente cuando advierte a los corredores de la modalidad larga de que se van a encontrar con caliza resbaladiza y cardos por el camino (¡esto se podía comprobar al ver cómo entraba más de uno a meta!).
En torno a las 9.30 comienza la 1/2 CXM ALPANDEIRE y ahí salimos Fer, Arturo y un servidor, lanzados en el grupo de cabeza gracias, por una parte, a una bajada favorable y, por otra, a nuestro ímpetu por dejar el pabellón bien alto :-); pero la bajada pronto se convierte en pronunciada pendiente que me hace ver que ese no era mi ritmo, con lo que poco a poco me descuelgo de los primeros. Arturo y Fer aguantan algo más. En cualquier caso, vamos los tres entre los ocho primeros. Minutos más tarde me pasarían dos corredores más que van muy fuertes (vale, voy el 10º). A partir de aquí, correré solo o con la compañía temporal de algún otro corredor.
En las carreras habituales, sueles tener a alguien delante que te va marcando el camino. Aquí, al quedarme pronto cortado tengo que ir muy pendiente de las balizas para ver por dónde transcurre el trazado. Y cuando vas bajando rápido por pendientes trepidantes mirando el suelo para pisar bien por entre las piedras no resulta tan sencillo. De pronto veo una advertencia de bajada brusca hacia la izquierda; sigo el sendero porque pienso que ésta vendrá algo más adelante, pero no, en cuanto me topo con una valla me doy cuenta de que me he colado y de que tengo que volver atrás. Para cuando llego a la ruta correcta ya me han dado caza varios corredores más y en el descenso (donde a pesar de intentar ir rápido, se ve que no lograba marcar diferencias) me pasó alguno más.
Aparecen los primeros cruces de riachuelos; el primero lo sorteo saltando desde una piedra grande, pero en el siguiente no hay más remedio que meter los dos pies. Aquí es donde me alegro de no haberme puesto las zapatillas de entreno de asfalto y sí las Kalenji de campo, aunque de senderismo, pesadas y con muuuuy poquita amortiguación.
Y llega el momento en que forzosamente hay que dejar de correr para caminar (una sensación algo extraña, porque creo que nunca me he echado a andar en una carrera). Las pendientes se vuelven rigurosas y muy prolongadas. Desde el kilómetro 7 hasta el 8,5 no paramos de ascender (unos 200m en 1,5 km – casi un 13% de desnivel).
Es en ese tramo en el que comienzo a alcanzar a gente. Si en el descenso había perdido algunas posiciones, es subiendo como logro adelantar a algunos corredores. Ya vamos todos andando, es inevitable. Me coloco detrás de uno con el que iba a compartir algunos kilómetros. Voy bastante justo y no estoy para pasarlo, pero me viene muy bien que me marque el ritmo. Cruzamos incluso algunas palabras sobre la dureza de la prueba. Cuando se suaviza el terreno, toca correr, aunque ya cuesta correr hasta en llano. De nuevo bajadas, que comienzan a quemarme la planta de los pies, sobre todo en las curvas, donde también hay que intentar no salirse de la velocidad que se puede alcanzar. Sobre el kilómetro 11, termino yéndome en una larga pendiente y me quedo en solitario hasta prácticamente el final de la carrera.
El calor aprieta, el cansancio se agolpa en las piernas, que ya parecen piedras. Ya todos los ascensos se tienen que hacer caminando, aunque trato de andar ligero. Miro puntualmente hacia atrás y pienso que, si no veo a nadie cerca, sigo la marcha sin correr. Tal es el esfuerzo a estas alturas.
Los voluntarios de la organización nos van animando y unos chavales me dicen que ya es todo bajada. Aprieto, pero pronto me doy cuenta de que el terreno sube de nuevo. Espero la entrada a meta en el km 13, pero llego al km 13, al 13,5 y al 14 y me veo en medio del monte sin rastro del pueblo. Empiezo a pensar que me he perdido o que, en alguna bifurcación, me he metido en el recorrido de la otra carrera. Pienso hasta en pararme negándome a correr 25 km. Mientras pienso esto, aminoro algo el ritmo y veo cómo se me acerca poco a poco por atrás un corredor. Le pregunto si vamos bien por allí y me tranquiliza diciendo que ya casi hemos llegado. Y justo en ese momento veo, también detrás de mí, a Arturo. Pensaba que iba delante, porque en ningún momento lo había adelantado, y así era, pero, como muchos otros, se había extraviado y había hecho metros de más.
Por fin, de manera repentina, la montaña se torna pueblo de Alpandeire, ¡qué alegría!, y hago mi entrada en meta en cuesta, como no podía ser de otra forma, pero muy bonita y emocionante, especialmente entrando solo, por toda la expectación que había. Era como entrar a cámara lenta. En meta me espera Fer, que había hecho un tiempazo, y al poco entra Arturo. ¡Habíamos hecho una pedazo de carrera, tal y como reflejaría luego la clasificación! Fer entró 7º; Paco, 9º; y Arturo, 10º.
Nos dan bebida, camiseta técnica muy chula y sandía.
Teniendo un bar al ladito mismo del arco de llegada, no tenemos más remedio que tomarnos unas cervecitas para hidratarnos después de tantos líquidos perdidos :-).
Y conforme corría el cronómetro, siguieron llegando corredores, espaciados en el tiempo, y también los de la carrera larga. La verdad es que la llegada era digna de ver. Y fueron llegando el resto de los nuestros: Jose, Elio, Óskar, Jesús y Mami. Lo suyo tiene mucho mérito, porque tuvieron la dureza de la temperatura, la distancia y el terreno.
¡Enhorabuena a todos!
Entre las anécdotas cabe destacar que, además de extraviarnos en la carrera, hemos mediado en conflictos entre corredores y nos ha atropellado un rebaño de ovejas, pero al final un buen bañito de pies nos ha ayudado, menos a alguno que metió la cabeza entera…
Como broche final, nos pusimos hasta arriba de paella, ensalada, almogrote (esto gentileza de Óskar) y postre.
Me gustaría felicitar a la organización por su ingente labor: hace posible que Alpandeire acoja una prueba tan bella en la que los participantes doblan en número a los habitantes del municipio.
Volvimos para casa algo quemadillos por el sol y con unas incipientes agujetas que no tardarían en decir “aquí estoy” para hacernos andar y bajar escalones cual robot. Pero nos llevamos un gran día de atletismo y convivencia Primeguis, que para algunos de nosotros ha supuesto nuestro bautismo en la montaña.
Paco «Ispania»
CLASIFICACIONES PRUEBA LARGA: http://racesplitter.com/races/98347A02E
CLASIFICACIONES PRUEBA CORTA: http://racesplitter.com/races/8AC31BBA6
Paco a partir de YA quiero ver más crónicas tuyas!! 😉
Joooooo, que emocionante!!!! He estado tan pendiente de lo mal que lo pasé que no me había enterado que os habíais perdido!!! Que aventura!!! De todos modos, he de reinterar lo que he dicho. Es una gran prueba de las que nos gustan a los que corremos en montaña y ojala el año que viene pueda repertirla con mejores sensaciones! Enhorabuena a los que os habéis iniciado y a los mas veteranos en esta disciplina porque todos, a pesar de las tremendas agujetas, habéis disfrutado un montón, y de eso se trata! Enhorabuena Paco por semejante crónica!
Es reiterar, se me coló una «n»…. jeje!!!
muy bonito y emocionante. Ahora lo de la mantequilla ZAS me ha impactado!!!