Crónica XXXI Subida al Veleta por Álex


Hola, hola, hola, hola, hola, holaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.

Pues otro año más que llega Agosto con la carrera del Veleta para empezar el mes y terminar la temporada. Como cada año me volví a quedar en Granada en el cutre-hostal.

Este año me salió por 18€. Y se nota que han evolucionado a mejor. Bueno, a mejor mejor no, pero la clave del wifi ha pasado de ser nombre-del-local-2014 a nombre-del-local-2015. Llego al hostal a las 4 de la tarde y me encuentro la sorpresa de que la recepción cierra a las 3. ¿Y si alguien tuviera la ingeniosa idea de alojarse en el local? Pues se jode. Después de 10 minutos llamando a un timbre que no sonaba aparece un chaval que estaba echándose una siesta, ademas de recepcionista era huésped del hostal. Curioso. Una vez que llego a la habitación me encuentro que no estaba lista, toallas tiradas en el baño, cama sin hacer, papeleras llenas,… Aviso al de recepción y me voy a por el dorsal.

Como cada año me acerco al hotel donde se recogen los dorsales, me quedo a la charla técnica,…que de técnica tenía más bien poca, pero bueno. Lo único que saqué en claro de la charla es que los últimos 10 kms son los más duros,… obvio. Llevas 40 km a las espaldas y la altitud pesa. Pero como en esta carrera siempre hay un número grande de abandonos de gente que van con las neuronas justas, capaz de que les sirvieran.

Vuelvo a la habitación y ya preparada era otra cosa,… igual de mala, pero otra cosa. Y empiezo a fijarme en los detalles. La cama era un colchón digno de un campo de refugiados de guerra. Sobre una mesa de comer japonesa, una tabla de madera con cuatro patas. El somier perfecto para el increíble Hulk. Subías un escalón y entrabas al baño. Ese baño, que parece que lo ha diseñado el campeón del mundo del Tetris, no puedes meter más cosas en menos espacio. Si te quieres sentar en el wc tienes a la altura del cuello el lavamanos. Una ventana bien grande para que desde fuera vean bien que eres una persona higiénica y una ducha que literalmente era una tubería de obra, con un tapón con dos agujeritos para que pareciera una alcachofa. Pero más que una ducha se parecía al chorrillo que sale de una manguera cuando le dejas el dedo puesto para que salga fuerte. Para variar no había tele tampoco este año y las vistas…, bueno las vistas daban a un patio que sería perfecto para rodar el aterrizaje en la luna. No hay escoba que sobreviva a semejante capa de mierda que tenía. Por un momento creía que estaba en un reportaje de cárceles chungas de la tele. En este hostal aparece Chicote y tiene para grabar tres temporadas. Llega la noche, por cierto. Estaba en la habitación 125, queridos vecinos de la habitación 124. Id a un médico, no tengáis vergüenza. No es normal. Transcripción de aproximadamente unos 9 segundos: «¡Oh, sí, oh, sí, oh, siiiii, ohhhhhh! 9 segundos. ¡Campeón! Y con ese espectáculo me voy a dormir.

5:45h. Suena el despertador, me visto. Intento descargar en el baño pero no sale nada. 6:15h. salgo de la habitación para dejar las bolsas en el maletero del coche y la ropa para cambiarme en el guardarropa. Tengo la sensación de que, como cada año, llego tarde. Termino de hacer todo a las 6:30h y me empiezan a sonar las tripas. Si no hubiera dejado ya las llaves de la habitación iría al baño, no me queda otra que echarme un paquete de «clínex» y aguantar como un campeón.

Veo mas cámaras que el año pasado y todo porque va a hacer la carrera súper Paco. Se da la salida con 15 minutos de retraso por todo el lío de las cámaras, agradecimientos y mierdas varias que nos tragamos los corredores en muchas carreras.

Primeros kilómetros, me encuentro muchísimo mejor que el año pasado, solo en los 15 primeros kilómetros he bajado más de media hora el tiempo que hice el año pasado. Los apretones de estómago se me pasan rápido y ya se con seguridad que no voy a necesitar los «clínex». Cuando llego al avituallamiento del k16 me planteo la carrera haciendo series para llegar fresco a los 11 últimos kilómetros. Me engancho con un chaval de Fuengirola y una chavala de Gales que iban haciendo lo mismo, como estaba a gusto y viendo que llevaban buen ritmo decido quedarme con ellos. Ya por el kilómetro 20 ella empieza a estar mal. Aflojamos el ritmo y a la altura del kilómetro 27 veo que tengo aún 20 minutos de ventaja con el tiempo del año anterior. Justo en ese momento aparece un guarda civil que dice: “a las 12 si no estáis en el cruce (km32) empiezo a quitar dorsales y estáis descalificados”. Según el reglamento para ese punto tenemos 5:10 para llegar desde el momento de salida y como la salida se retrasó 15 minutos deberíamos de tener hasta las 12:25. Pero eso a la organización le da igual. Con todo el dolor de mi corazón me descuelgo de ellos dos para llegar a tiempo al control de paso. Empieza a caer una lluvia fina que hace que el gps se me empiece a volver loco. Entro a las 11:59 en el control. Dentro del tiempo de sobra y aun así el guardia civil apunta mi número y se supone que estoy descalificado. Por eso no aparezco en la lista oficial (cosa que reclamaré). Me pongo a andar durante unos kilómetros para recuperar y afrontar el final. Y veo que viene de fondo un hombre que lo he visto en varias carreras, con un cartel que reclama que le robaron la hija en un hospital en el 90, que me parece muy noble el que cada uno corra por lo que quiera. Pero a ese hombre lo vi al inicio de la carrera, estaba delante mía, no lo vi en los primeros kilómetros y en el kilómetro 35 me adelanta trotando a un ritmo de 8,30 sin apenas sudar. Me parece raro pero bueno, no lo habría visto en toda la carrera. Me empieza a contar sus peripecias, que si ha entrenado esta carrera, que desde Pinos Puente había llegado hasta la hoya de la Mora en 2 horas, muy raro. Le dejo hueco porque me estaba poniendo la cabeza como un bombo. Tengo gracias al apretón del guardia civil 35 minutos de ventaja sobre el tiempo del año pasado. Llego a la barrera, el km39. Me encuentro de maravilla, empiezo a apretar. Voy pasando gente sin parar, paso a mi amigo de la pancarta. El gps muere unos metros después, y justo en el kilómetro 42 noto algo que no me había pasado en todas las carreras que había hecho, se me revienta una de las ampollas permanentes que tengo en el pie derecho. Noto el calcetín empapado y no me queda otra que seguir andando casi a la pata coja durante lo que me queda de carrera. En ese momento tenia 45 minutos de ventaja sobre el tiempo del año pasado. Se me fue a la mierda el plan completamente, si no me hubiera pasado eso habría bajado una hora sin problemas el tiempo final. Me hundo. A falta de unos dos kilómetros veo a mi amigo de la pancarta abajo del todo, le he sacado más de 4 kilómetros, y al ritmo que iba sería casi una hora. Esos últimos kilómetros se me hacen eternos, como el año pasado, con la diferencia que este año estaba furioso conmigo y el año pasado era un zombie. Encaro la última curva antes de la curva final de la recta de meta. Y sorpresa tremenda, ¡mi amigo el de la pancarta está entrando en meta! Es imposible que me haya adelantado. IMPOSIBLE la única explicación que le veo es que haya recortado por los caminos porque le sacaba una distancia bestial. Ojalá mostrara ese hombre el track del gps y le saldría mínimo 4 o 5 kilómetros menos. Su causa será todo lo justa que quieras pero hacer eso me parece de una vergüenza tremenda que hace que a ese señor no le tenga respeto alguno. Entro en meta ciego de dolor y me derrumbo. Solo puedo pensar en quedarme tumbado en el suelo pensando en la oportunidad que he perdido para bajar de tiempo. Al final 8:04 solo 4 minutos menos que el año pasado.

Ahora me toca descansar durante una temporadita, corta. Volver al trabajo y pensar en la siguiente carrera grande que será la maratón de Málaga que espero que este año pueda hacer un tiempo decente. Lo positivo de la carrera es que la he terminado. Muchas gracias a todos los que me habéis estado animando durante los días previos y después de la carrera.

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