Bueno, pues como no podía ser de otra forma un runner aprovecha toda ocasión para cuadrar viajes y carreras, yo no podía ser menos y aprovechando que mi chica está en Madrid decidí inscribirme a la Maratón con apenas 8 semanas de antelación, ¿locura? No cualquiera que sea runner lo entiende.
Madrid no es una desconocida para mi, pues corría el año 2014 cuando me enfrente a ella, con nefastos resultados, puesto que tuve que andar los últimos kms, maratón dura y con muchas cuestas que castigan las piernas los últimos kms. Por tanto era la oportunidad perfecta para sacarme esa espinita.
Llegó el día «D» me levanto temprano, desayuno lo de siempre por eso de no experimentar y me pongo en marcha hacia la carrera, nervios, incertidumbre, sueño …que hacen que el frió de la mañana pase a un segundo plano. En el metro ya se va notando el ambiente de carrera, Runners de lo más variopinto comienzan a llenar el metro, por un momento me catapulte al año 2014, como si el tiempo no hubiese pasado y fuese a enfrentarme por primera vez a la distancia de Filípides, de repente, el altavoz del metro me saca de mi sueño, anunciando la próxima parada «Gregorio Marañón» ahí estaba el punto de partida de ese camino tan duro y difícil pero a la vez tan satisfactorio, como es la Maratón.
Salgo del metro y veo como están saliendo los del 10 km, organización de lujo con salidas escalonadas, separados … todo muy bien organizado. Comienzo a calentar pues me queda tiempo por delante para salir, el speaker suena de fondo, cual mago que encanta de forma mágica y misteriosa a los runners a salir con fortaleza y enfrentarse a la carrera. Me encuentro con un PRIMEGUIS antes de salir, va a hacer la media, y es que los PRIMEGUIS estamos en todos sitios y por el verde nos reconocemos. Caras de concentración, pensativos, abstraidos, enfocados en un objetivo llegar a la línea de meta.
Pistoletazo de salida, pelos como escarpias, cosquilleo en el estómago, dudas despejadas y piernas moviéndose de forma armónica buscando el ritmo. Salgo bien me encuentro cómodo, primer problema el reloj se ha vuelto loco y me mide los kms mucho antes que los que vienen marcados por la organización. Sigo corriendo, aunque sin ninguna referencia de minutos/kms, no me queda otra, pasan los kms y me encuentro bien. En el 26 más o menos me espera mi chica y me da un subidón para afrontar lo más duro que está por llegar. El recorrido te sobrecoge, Madrid monumental a mis pies, sin coches … un espectáculo difícil de plasmar en palabras, majestuosa nos ve recorrer por sus calles como una marea de color e ilusión que la llenan y alegra. Entramos en la Casa de Campo y los gemelos ya están castigándome anunciando que en breve me darán guerra, más de la que me están dando. El Tío del mazo, no es figurativo y le gusta entrar en escena, cerca del acto final. Avanzo kms sin tener muy claro el desenlace final, pero ya estamos en el 28, no he llegado hasta aquí para rendirme, pongo el piloto automático y sigo avanzando, ritmo más pausado, queda atrás mi sueño de bajar de 3:35, mi objetivo se derrumba como un castillo de naipes, qué le vamos a hacer, pasamos al plan B, terminarla, en mi mente no se acepta la retirada, «rendirse no es una opción». Km 31, me vuelvo a encontrar con mi chica, la que aguanta mis locuras y soporta mis entrenos y carreras, subidón y consigo sobreponerme al cansancio, al calor que ha irrumpido en la carrera haciendo estragos en muchos corredores, pero bueno, entre mis preocupaciones, no está dentro de los primeros peldaños.
Me enfrento a la parte final, últimos kms, casi 7 kms de subida, tocado pero no hundido, los afrontó como puedo, aprieto los dientes, y escucho a mi alrededor cómo el público te anima, cómo ese sonido hace que se muevan algo las piernas y pueda seguir avanzando. Las cuestas no cesan , paso alrededor de corredores que andan e inevitablemente tengo la tentación de parar… paro y ando durante 3 o 4 minutos, cuando de repente me digo a mi mismo , no hemos venido para repetir lo de la edición del 2014, y efectivamente vacío mi mente y dejó que mi corazón mandé a mi cuerpo, garra, coraje y espíritu de superación se anteponen a lo demás , avanzó lento pero avanzó y esto ya está casi hecho, veo el Prado asomar al final de la cuesta, cual Ángel que anuncia las puertas del cielo, vamos, vamos me repito y así es como encaró la última recta, el último aliento me lo da mi chica en la plaza de Cibeles, el impulso final hacia una meta cargada de emociones y sentimientos. He llegado a Colón y como él conquistó América yo he conquistado la maratón.Cruzo la meta y está también mi tía, con Ángela y mi chica esperándome , broche de oro para una carrera dura que te marca, se queda en la memoria, una lucha titánica entre un corredor y la maratón , un camino incierto lleno de sufrimiento y de satisfacción, algo así como dicen que es la vida.
Agradecimientos
Agradecer a Elena su apoyo incondicional. Agradecer a mi madre y mi hermana su apoyo y sus ánimos en cada aventura, pilares indispensables para mi. Agradecer a mis amigos y compis de trabajo sus ánimos y confianza (Ana, Pablo y Sami) Agradecer a David, Salva, Fer, Diego, Are,… todo el Club PRIMEGUIS y sus integrantes, los actuales y los que lo fueron en algún momento porque el verde siempre se lleva dentro , su preocupación, por estar siempre y porque en la carrera hay momentos que me he acordado de todos vosotros y me habéis dado la energía que me hacía falta. Gran Club pero mejores personas. Nos vemos en las carreras